domingo, 7 de octubre de 2012

EL AMOR QUE CALLA


Si yo te odiara, mi odio te daría
en las palabras, rotunda y seguro;
¡pero te amo y mi amor no se confía
a este hablar de los hombres tan oscura!

Tú lo quisieras vuelto un alarido,
y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.

Estoy lo mismo que estanque colmado
y te parezco un surtidor inerte.
¡Todo por mi collar atribulado
que es mas atroz que entrar en la muerte!